Economía
Sandra Noguera: “Sector de agronegocios, fundamental para sostener ingreso de divisas al país”

Sandra Noguera, gerente de CAPPRO. Foto: Gentileza.
Abordar el tema de la soja y su industrialización es compleja, porque tiene varias aristas que se vinculan con los estamentos oficiales y privados. El gremio que aglutina a las industrias que procesan cereales y oleaginosas siempre se ve confrontado por el segmento político que presiona para que se apliquen nuevos impuestos a la soja.
El Nacional se comunicó con Sandra Noguera, Gerente General de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (CAPPRO), quien en la siguiente nota aclara ciertos puntos grises sobre este controvertido tema.
Se habla mucho de la CAPPRO, ¿cuál es su función?
La CAPPRO es un gremio que trabaja con la misión de impulsar la industrialización de oleaginosas y cereales en coordinación con el sector público, fomentando el crecimiento de la producción agrícola e industrial, generando mayores ingresos de divisas y más puestos de trabajo, con responsabilidad social y medioambiental. Actualmente, la cámara está conformada por 10 empresas industriales que procesan oleaginosas para la obtención de harina, cascarilla de soja y aceite crudo y refinado. Algunos de los asociados también realizan otros procesos industriales conexos como envasado de aceites comestibles, producción de grasas y margarinas, balanceados. Las firmas asociadas y principales procesadoras de oleaginosas del país son: ADM, BISA, BUNGE, CAIASA, CARGILL, CONTI PARAGUAY, COPAGRA, LDC, MERCO Y Oleaginosa RAATZ.
Estar al frente de una organización muy importante, ¿qué desafíos diarios tiene Ud.?
Un aspecto que me ha comprometido desde el inicio de mi gestión es dar a conocer la importancia del proceso de industrialización como aporte a la economía nacional y, sin duda, uno de los mayores desafíos es el trabajo en conjunto con todos los sectores involucrados, desde el público hasta el privado para impulsar aún más al sector industrial.
Sobre el deseo de algunos sectores políticos de aumentar el impuesto a la soja, ¿cuál es la postura de la CAPPRO sobre ese punto?
En repetidas ocasiones, la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (CAPPRO) manifestó públicamente su desacuerdo ante cualquier iniciativa de ese tipo, más aún en un periodo como el actual, donde se deben buscar alternativas para reactivar la economía y recuperar los muchos empleos perdidos por la pandemia. Consideramos que, en lugar de buscar “soluciones” que no serían más que parches, se debe pensar en crear un sistema impositivo que promueva el desarrollo económico del país. Por lo tanto, nos oponemos a la aplicación de nuevos impuestos distorsivos que impacten directamente sobre el sector productivo, afectando así su competitividad y potencial crecimiento.
Para la gente que entiende poco sobre soja e impuestos, ¿cómo explicaría esta problemática?
Las sucesivas intenciones de gravar la exportación de soja y otros granos, de las que se vienen conversando en los últimos años, no buscan más que dar una respuesta simplista a las deficiencias que tiene el Estado en su capacidad de generar recursos para invertir en cuestiones claves como salud y educación. Pero más allá de la situación de los recursos, los Gobiernos también han demostrado ser ineficientes a la hora de asignar los mismos, además de ser muy poco efectivo a la hora de combatir la informalidad, una fuente con potencial muy interesante de generación de recursos si se consideran las estimaciones de cuánto representan estas actividades en la economía, poniendo también en situación de desventaja a todas las empresas formales del país.
En este tiempo pandémico ¿cómo ayuda la soja a la economía paraguaya?
El sector de los agronegocios es fundamental para sostener el ingreso de divisas al país, lo que permite evitar un incremento en los precios de los productos importados. Además de todo esto, se encuentra el beneficio que genera toda su cadena de valor a lo largo del país, que incluye a los productores, las empresas que proveen de insumos y equipamientos, transportadoras, agroindustrias, exportadoras, intermediarias, puertos y todas las demás actividades que reciben parte de este beneficio de manera directa o indirecta.
También es importante mencionar que, en los primeros tiempos de la crisis sanitaria, las aceiteras paraguayas (que utilizan soja y otras oleaginosas producidas en el país) aumentaron enérgicamente su nivel de ventas para abastecer a todo el país, haciendo frente al incremento de la demanda interna, luego del cese del contrabando derivado del cierre total de las fronteras, todo esto sin modificar el nivel de precios cobrado a los consumidores. Sin embargo, el relajamiento en los controles, iniciado con la reapertura de las fronteras y el levantamiento de la cuarentena total, trajo consigo un aumento sostenido en el contrabando que se mantiene hasta el 2021.
¿Cuál es la relación que tiene la CAPPRO con el gobierno central?
CAPPRO trabaja junto con los ministerios y el Poder Ejecutivo y Legislativo para impulsar aún más la industrialización, manteniendo un constante relacionamiento con las instituciones del sector, con el objetivo de construir entre todos los actores implicados políticas públicas que promuevan el valor agregado a nuestras materias primas.
¿Cómo ve Ud. al gobierno actual en relación con el controvertido tema sojero?
En este último año, la pandemia dirigió gran parte de los esfuerzos del Gobierno hacia garantizar la salud de la población. Hoy, además de eso, se deben direccionar los esfuerzos hacia la ansiada reactivación económica. Hace años que desde la CAPPRO estamos convencidos de que la industrialización es el camino para potenciar la economía paraguaya. Para que esto sea posible, el Gobierno debe trabajar en una política de Estado que apunte al desarrollo y fortalecimiento industrial, con visión a largo plazo y en beneficio de toda la cadena de valor.
En cuanto a la constelación regional, ¿en qué nivel está Paraguay en la producción de la soja?
Según los datos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés) Paraguay es el sexto productor de soja a nivel mundial, además de ser el cuarto exportador y se espera que se convierta próximamente en el tercero, puesto que ocupó transitoriamente en el 2018. Brasil, Estados Unidos y Argentina lideran (en el caso de la producción, con bastante diferencia) el listado en ambos indicadores. Pero a pesar de estas buenas ubicaciones, un ranking en el que quedamos bastante rezagados, ocupando el décimo puesto a nivel mundial, es el de la industrialización de esta oleaginosa. En este listado nos superan todos los países con mayor producción que nosotros, pero también muchos países con muy baja producción como Egipto, México o Rusia gracias a las condiciones favorables que tienen para importar materia prima y aprovechar los beneficios del procesamiento en sus territorios.
¿Nos sacará la soja de la pobreza?
Desde la CAPPRO estamos convencidos que la agroindustria tiene el potencial para ser uno de los principales pilares del desarrollo económico de nuestro país, permitiéndonos aprovechar las condiciones naturales que poseemos y la creciente demanda de alimentos con valor agregado y energía limpia a nivel mundial. Sin embargo, somos conscientes de que no existe un solo sector o un solo producto que pueda erradicar la pobreza o eliminar los grandes problemas sociales. Esto se puede conseguir solo como consecuencia del esfuerzo de todos los agentes sociales, económicos y políticos del país trabajando con la misma visión.
En ese contexto, es necesario luchar contra la economía informal y la corrupción, flagelos que no permiten el desarrollo de un país. Asimismo, garantizar la seguridad jurídica es clave para optimizar las condiciones para atraer inversiones. En general, todos los esfuerzos por mejorar en los índices internacionales de competitividad son de vital importancia para poder generar cada vez más empleos de calidad dentro del país que nos ayuden a mejorar las condiciones de vida.
¿Cómo visiona Ud. el futuro del Paraguay? ¿Es la soja el hilo umbilical?
Por lo menos en lo que se refiere a la actividad agroindustrial, vemos un futuro donde se puede conseguir el aprovechamiento sostenible de la materia prima producida en Paraguay, lo que implica un desarrollo total de la cadena de valor de las oleaginosas, convirtiendo proteína vegetal en proteína animal. Para esto, debemos primeramente consolidar la industria de la molienda, ya que este es un eslabón clave para el posterior desarrollo de otros eslabones de la cadena completa: avícola, porcina, piscicultura, láctea, biodiésel entre otros; con lo que el efecto multiplicador en la generación de más fuentes de trabajo será una herramienta importante en la lucha contra la pobreza en Paraguay. Esta es una visión de futuro sostenible y realizable para tener un Paraguay que produzca y exporte harinas vegetales proteicas, aceites, biodiésel, carnes, leche en polvo, quesos, en vez de solamente granos en estado natural. Para la CAPPRO este Paraguay es posible.
(*) Doctor en Lingüística, Lenguas, Filosofía, Educación y Didáctica.
Universidad de Kiel, Alemania.
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4 de julio de 2021 at 15:19
Muy bien Sandra Noguera, congratulaciones por las acertadas declaraciones y explicaciones expresadas en el reportaje. Está bien claro también que no corresponde intentar aplicar un impuesto específico a un Sector de la Producción solamente porque se les ocurre a algunos políticos oportunistas que no entienden las implicancias de lo que proponen, porque nunca trabajaron en la prática. Se entiende que todas las empresas vinculadas a la Cadena Productiva de cualquier Producto, también de la Producción e Industrialización de Semillas Oleaginosas pagan los Impuestos vigentes sobre las ganancias, y que esas ganacias dependen de las condiciones climéticas, y claro está de los Precios de venta en los Mercados Internacionales!!!.