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Los incendios y el fuego, habito innato que nos hace mucho daño

La ciencia dice que se debe favorecer un régimen de incendios ecológicamente sostenibles que eviten los insostenibles. Foto: TheConversation

La ciencia dice que se debe favorecer un régimen de incendios ecológicamente sostenibles que eviten los insostenibles. Foto: TheConversation

Hay preocupación no solo en Paraguay, sino en la región por los fuegos. Los incendios que han “contaminado” todo el aire, los que llenan de hollín y, además, ponen en peligro vidas e infraestructuras. Si bien es conocido que el fuego fue un elemento clave en el desarrollo humano, entre otras cosas, para darse calor, cocinar y manejar el hábitat; también es cierto que existe algo un tanto innato en ese comportamiento de prender fuego, quizás basado en la actitud de descubrir, pero no es raro ver personas que prenden fuego y luego se dedican a apreciar el avance del mismo.

La piromanía como comportamiento humano escapa a este análisis; sin embargo, no se puede dejar de reconocer que técnicamente el manejo del fuego ayuda a manejar el ambiente. Y es así que quizás mucho de lo que se ve como incendios, podrían haberse originado por intenciones de mejorar los campos para el rebrote dadas las primeras lluvias luego de la estación seca como es el invierno. Los campos quemados rebrotan con fuerza después del fuego y los pastos son mucho más palatables para el ganado.

También se usa el fuego para la limpieza de los terrenos, por un lado, es una práctica común luego de deforestar, juntar la vegetación en montículos o “escolleras” y quemarlas. O bien cuando juntamos ramas y hojas, también al montículo de material vegetal seco proceder a quemarlo. También se originan fuegos por colillas de cigarrillos que tiramos al ambiente o algunas veces con chispas o elementos a altas temperaturas. O elementos vítreos que concentran el calor y dan origen al fuego. Es por ello que debemos evitar estos elementos en la naturaleza. Los rayos durante una tormenta eléctrica también pueden iniciar incendios.

La otra cara de los incendios es que tienen un papel regulador en ecosistemas y son claves para la biodiversidad. Foto: Bomberospy

Estas prácticas, controladas y muchas veces descontroladas, son las que dan origen a los incendios que se tienen hoy en día, cuando el manejo del fuego se escapa de las manos. El fuego tiene serios efectos sobre el ambiente, además de que una vez que pasa el fuego, el paisaje es un desierto carbonizado, la vida se limita a unos pocos individuos (aves rapaces o carroñeras u otros animales que buscan en las cenizas algo que comer), los nutrientes del suelo se volatilizan, elevándose y migrando, dejando un suelo casi inerte que en el mayor de los casos está calcinado. El rebrote que ocurre luego del incendio deja un suelo por lo general más empobrecido en nutrientes y favorece el avance de algunas malezas, que están más estratégicamente adaptadas a los eventos post incendios. El humo y el hollín contaminan la atmósfera generando serios problemas respiratorios y afectando más seriamente a las personas alérgicas. Ese humo causa problemas en la movilidad de la gente, de los vehículos y hasta afecta los servicios aéreos, enrareciendo el aire que respiramos y llevando toda esa contaminación al interior de los pulmones. Y además se ha visto recientemente que estos incendios afectan la infraestructura poniendo en riesgo la vida de las personas, afectando sus casos y los diferentes comercios que sirven a la ciudadanía.

La capacidad nacional en los diferentes cuerpos de bomberos es limitada, afectada por recursos financieros y logísticos que permitan darle los elementos necesarios a estos héroes nacionales que voluntariamente luchan contra los incendios. No obstante, estos cuerpos voluntarios no están presentes en todo el país y entre los diferentes cuerpos de bomberos, las capacidades no son homogéneas ni sus necesidades básicas están satisfechas.

Los habitos “incendiarios” y piromaníacos, deben cesar y quemar la basura debería estar prohibido y debidamente castigado en un marco legal que pueda ser implementado a nivel municipal, donde está el manejo y la responsabilidad de los recursos naturales. En definitiva, los problemas que causan estos incendios son absorbidos por la ciudanía. La quema de campos para mejorar pasturas debería estar debidamente regulada y quienes la practiquen deben asegurar la prescripción y el control, asumiendo los riesgos del descontrol. Finalmente, se requiere un sistema de monitoreo ambiental de los incendios que permitan dar seguimiento, evaluar los daños, y dar alertas tempranas de focos de calor. En definitiva, se sabe cuándo y dónde ocurren los incendios y con un poco de planificación podríamos estar adelantándonos al riesgo de incendios reduciendo así sus impactos medioambientales.

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