Política
Un necesario análisis sobre el secuestro de Óscar Denis

"Las causas que le restan eficacia al Estado son una norma anticuada y la carencia de Políticas Públicas". Foto: Archivo.
Por Edgar Emilio Servín*
@ServinCoronel
“Lo grave es que los sucesivos gobiernos paraguayos no terminaron de comprender, que la intervención militar modificó todo el escenario político en el manejo de la seguridad interna”.
Me gusta decir las cosas tal y como son. La intervención militar modificó todo el escenario político en el manejo de la seguridad interna. Para fundar ello me remonto a aquellos días de agosto de 2013 cuando finalizaron los estudios que promulgaron la Ley Nº 5036/13 que permite el empleo de elementos de combate de las Fuerzas Armadas de la Nación en los Departamentos de Concepción, San Pedro y Amambay.
La primera pregunta que me hice en aquel tiempo fue “¿Quién administrará desde la gestión política el empleo de dichas fuerzas?”. Hay que entender que es obligación del Estado, dotar de eficacia y precisión a la fuerza militar desplegada dentro del espacio interno. Es que, en el conflicto que nos ocupa, siempre o casi siempre, las bandas criminales organizadas suelen ser más dinámicas y tener la iniciativa antes que nuestros propios órganos de defensa y de seguridad.
En estas materias, la doctrina occidental contemporánea – hasta hoy – no encontró una mejor manera de unificar los planes, programas, proyectos y objetivos de dichas fuerzas, sino por medio del método que en Norteamérica se la denomina GAO (General Accountability Office), en donde éstas rinden cuenta de sus actos a la expresión política en base a objetivos previamente cuantificados y definidos.
Guerrilla latinoamericana del siglo pasado
Es decir, el gobierno de turno debe establecer los objetivos a partir de la elaboración de Políticas Públicas específicas en base a un diagnóstico previo de la situación general en donde se miden y cuantifican los activos críticos a proteger. De ahí surge la primera conclusión; la Ley Nº 5036/13 está pensada en la guerrilla latinoamericana del siglo pasado, y no en un conflicto moderno que tiene como condimento matices propios de la cultura paraguaya y la dinámica social de estos tiempos.
Y aquí es importante explayarnos en este punto para señalar algunos aspectos que le restan eficacia y dinamismo a las fuerzas desplegadas: un apego dogmático a la doctrina, la doctrina no es ciencia y por tanto carece de exactitud, limitando con ello la creatividad operativa. Consecuentemente, con una norma vetusta y con carencia de Políticas Públicas bien definidas, el Comando de Operaciones de Defensa Interna (CODI) tiene marcadas limitaciones para alcanzar un mayor rendimiento que le permita obtener mejores resultados.
Allí radica una primera dificultad. La segunda pregunta que me hice en esos tiempos fue la siguiente “¿Cuál será el énfasis para la designación política de los responsables de las áreas Defensa Nacional, Interior e Inteligencia?”. Hay que entender, que para que una fuerza militar tenga eficacia, todos los actores políticos del área deben tener una comprensión cabal del conflicto. He aquí la segunda dificultad que podría perjudicar grandemente la moral de nuestras tropas. Como en la política se gastan las más mezquinas miserias, un yerro de parte del Poder Ejecutivo en la designación de sus delegados puede significar otorgar espacios de poder a improvisados, aventureros e inexpertos. Es decir – salvo honrosas excepciones – un desfile de legos.
La tercera dificultad radica en una cuestión desconocida para la mayoría de los líderes militares paraguayos del siglo XXI; el concepto de Políticas Públicas y su ámbito aplicación. Y ello conlleva a la lógica dificultad de una probable falta de entendimiento con la clase política. Si bien es cierto que la designación de ministros corresponde al escrutinio exclusivo del presidente de la República, no es menos cierto reconocer que ante la carencia o el desconocimiento intelectual de lo que significa dicho concepto por parte de los actores designados para tales cargos, corresponde al más alto nivel de la conducción militar proponerlas al establishment.
Marcada ignorancia
La seguridad, amable lector, es como la medicina, siempre es mejor prevenir antes que curar. Atino a ensayar a ésta como una de las causas del secuestro del ex vicepresidente de la República Amancio Oscar Denis Sánchez. Existe una marcada ignorancia, desconocimiento o falta de aplicación eficaz de las Políticas Públicas de Seguridad por parte de los órganos del Estado encargados de la prevención. El escenario actual ya nos demuestra la evolución de la banda criminal EPP mediante el tráfico de drogas, incorporación de elementos étnicos con el reclutamiento de ciudadanos nativos y el próximo paso consistirá en la búsqueda de alianzas estratégicas con organizaciones criminales más estructuradas y mejor organizadas.
Es decir, el problema se vuelve crónico y su extensión indeterminada. Ante tamaño desafío resta fortalecer a los elementos ejecutores de la ley mediante la reingeniería de procesos que involucre al talento humano, recursos materiales y tecnológicos. Si podemos concluir de alguna forma le diré que las causas que le restan eficacia al Estado se resumen en: una norma anticuada, la carencia de Políticas Públicas previamente establecidas y la falta de control político para objetivar y optimizar el rendimiento de las fuerzas acantonadas en el Norte. El secuestro de un ex vicepresidente de la República nos debe llamar profundamente la atención. El señor Amancio Oscar Denis Sánchez nunca debió haber sido secuestrado. Particularmente lo considero inadmisible.
*Coronel de Justicia Militar (R)
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Gerardo Facetti
17 de octubre de 2020 at 11:35
Brillante mi coronel.
FAUSTINO BARRIOS CARTAMAN, CNEL (SR)
18 de octubre de 2020 at 14:45
En Gran parte del análisis se puede concordar en la parte de UTOPIA, pero conforme a mi modesta experiencia y mi mas simple análisis particular… Todo el problema radica, en la parte de DIGNIDAD y HONORABILIDAD de los actores; pues no existe Teoria sobre la TIERRA, que pueda resultar al pretender conjugar el BIEN con EL MAL.
SI, las autoridades locales están solventadas por espensores poco transparentes y muy conocidos de que son de turbios desempeños, y Los Comandantes designados, no van mas allá del figuretismo y la búsqueda de beneficios personales y materiales, y/o no se alinean a los designios de los sucios “POLITICOS”, son mas proclives a ser relevados, bajo el argot de, mal desempeño en sus funciones, etc…
Sin ordenes precisas, si objetivos claros y sin una Ley que precautele la integridad de los actores; es HARTO dificil cumplir con una mision.
Los fascinerosos actuan al mergen de la Ley, mientras que encima de los Leales, cae todo el peso de la misma en caso de cometer cualquier error.